Quizás muchos usuarios que sigan usando Windows 7 como su sistema operativo para el día a día, hayan entendido antes que nadie por qué Microsoft llevó a cabo un evento como el de Windows 10 hace dos días. Las cifras que hoy nos muestra NetMarketShare acerca de la distribución de Windows 8/8.1 y Windows 7, no hacen sino seguir metiendo el dedo en la llaga de una plataforma que pronto podría dar una auténtica vuelta a la situación.
Y es que según este medio especializado en cifras de distribución de diferentes dispositivos y versiones de sistemas operativos, no hay atisbo de buenas noticias para Microsoft. Windows 7, un sistema operativo presentado ahora ya hace más de 2 años, cuenta con un 52,71% del share o distribución de todos los dispositivos con Windows, habiendo subido su cuota en el último mes en un 1,5%. En el otro lado del ring, Windows 8 y Windows 8.1 han cáido el último mes un 0,69% y 0,42% respectivamente, sumando ambos la cifra de 12,26% del total de dispositivos con Windows.
Quizás más doloroso aún sea saber que el 23,87% de los usuarios se encuentran todavía en Windows XP, una versión que vería la luz en el año 2001 y cuyo soporte parece ya ciertamente agotado. La fragmentación de versiones quizás no sea tan amplia como en el sistema operativo Android, pero tampoco el número de versiones lanzadas lo son.
Windows 10 debe llegar con el propósito de reducir esta fragmentación, guiar un camino por el que todo tipo de usuario quiera entrar a formar parte de la última versión y Microsoft pueda conseguir así encauzar un nuevo rumbo que hace dos años parece le alejó del éxito. ¿Tiene potencial para hacerlo? Por supuesto. Pero los rivales a batir, véase Google o Apple, no son precisamente pequeños y la gente de Redmon deberá emplearse al máximo para volver a recuperar el trono que un día pudo mantener.