Servidor vivió muy de cerca los inicios de la telefonía móvil. Recuerdo los años en los que la gama alta de los grandes fabricantes consistía en los modelos con un tamaño más contenido (antes de llegar los smartphones) y pienso en joyas como el Motorola V50, el Ericksson T28 y el Nokia 8310. En aquella época tener el móvil de menor tamaño aportaba la distinción y exclusividad que hoy en día se consiguen mediante el número de núcleos y la resolución y tamaño de pantalla.
Hoy en día ningún gama alta que se precie tiene una pantalla inferior a las 4,5 pulgadas a excepción del iPhone. El teléfono de la manzana aún tiene un tamaño de pantalla defendido por muchos usuarios, pero lo más probable es que Apple ponga pronto remedio a su error a la hora de ver por dónde avanzaría el mercado. Con esto no digo que las pantallas más grandes sean el camino, si no que han recibido el visto bueno de los usuarios.
Según mi expericia personal, no hay nada como no cerrarse en banda a ningún cambio. Yo era de los que estaba en contra de los zapatófonos, quizás por esos recuerdos que citaba al principio del artículo, quizás por ser de los que lleva el móvil en el bolsillo delantero del pantalón vaquero. Al final tuve que tragarme mis palabras ante mis amigos tras cambiar mi Nokia Lumia 800 por mi actual Samsung ATIV S. Eso sí, aún me niego a usar ningún tipo de funda. Todo llegará, supongo, pero el caso es que cabe en mi bolsillo y que ahora difícilmente volvería a pantallas de menor tamaño. Lo cual no quita que lamente que los fabricantes no den opción de disponer de las especificaciones propias de la gama alta en tamaños más contenidos.
¿Qué relación hay entre mi parrafada y los relojes inteligentes? La relación se encuentra en que un smartwatch permitirá limitar el uso del terminal en numerosas situaciones, no teniendo que sacarlo del bolsillo y manipularlo (labores más criticadas en un phablet) para consultas rápidas (ver mensajes, comprobar si hay notificaciones, etc). Esto permite seguir aprovechando los pros de una gran pantalla (navegación, juegos y reproducción de vídeo) sin muchos de sus contras.
Gracias a nuestros compañeros de Andro4all y su cobertura del IFA 2013 hemos sido testigos de la apuesta de Samsung por los phablets y los relojes inteligentes. La inversión del gigante coreano se verá respaldada por su posición dominate en el mercado y la habitual intensidad a la hora de publicitar sus productos, que unido al interés de Apple en al menos uno de los dos productos conllevará (muy probablemente) a que otros fabricantes les sigan después.
En Windows Phone todo indica que el primer phablet llegará de la mano de Nokia. Las filtraciones indican que el inminente Nokia Lumia 1520 dispondrá de una colosal pantalla de 6 pulgadas y que el dispositivo tendrá un tamaño cercano al visto en dispositivos similares. Por otro lado, la llegada de un posible Surface Watch de Microsoft se sitúa aún muy lejana en el tiempo.
El más que probable aumento de tamaño en la oferta de la manzana, la próxima llegada de esta gama a Windows Phone y la ya numerosa oferta existente en Android, dejan claro que los phablets ganarán presencia en 2014. No es descabellado pensar que una buena aceptación y venta de los relojes inteligentes facilite que los usuarios vean con buenos ojos dar el salto a teléfonos más grandes que los actuales. Pero, ¿a qué dificultades se enfrentan los fabricantes si desean que dicha fórmula triunfe? A primera vista ya aparecen las dos más recurrentes en el mundo de la telefonía móvil: el precio y la autonomía.
Si el precio de un phablet ya acostumbra a ser elevado si dispone de las mejores especificaciones, el coste de este sumado al de un smartwatch puede llegar a ser prohibitivo. Para que el binomio se popularice requerirá que ambos dispositivos dispongan de opciones a un precio contenido. El Nokia Lumia 625 nos muestra que una de las partes ya está preparada para facilitar el cambio, luego sólo queda ver la evolución de los precios de la otra parte.
La otra dificultad radica en la autonomía. El reloj debe permanecer conectado al teléfono para cumplir su función y la tranferencia de datos supondrá un gasto de batería en ambos dispositivos. Se espera que el desarrollo de tecnologías como el Bluetooth Low Energy o Bluetooth 4.0 permita consumos menores que los obtenidos mediante la conexión compartida (tethering). Pronto tendremos datos sobre el gasto de la interacción de los dispositivos y sabremos si se trata de una dificultad grave o no.
¿Creéis que este binomio será habitual en nuestros hogares? ¿Qué dificultades le encontráis vosotros?