Hoy en día la dura competencia entre fabricantes es el motor que trae mejoras contínuas a la industria de la telefonía. Todos quieren desarrollar ese elemento diferenciador que les coloque en boca de la comunidad y cuando es otro el que lo logra, se inicia una carrera contrarreloj para imitar su logro. Consumismo y publicidad son la debilidad y el arma usadas para convencernos de que necesitamos tener lo último en salir a la venta, haciendo parecer desfasados dispositivos con tan sólo un año de vida. Pero no es mi intención criticar el avance de la industria, si no denunciar un olvido imperdonable en el campo de las baterías. ¿Cuándo escucharán a los usuarios y mejorarán la autonomía?
Desde la llegada del primer smartphone con gran pantalla, la duración de la batería pasó a ser una de las mayores preocupaciones de los usuarios. Tras muchos años los avances en este campo no han supuesto ninguna mejora que podamos considerar revolucionaria, pese a ser una de las principales demandas desde la comunidad de usuarios. De vez en cuando escuchamos la existencia de investigaciones y desarrollos en esa vía pero cada año y en cada lanzamiento vemos que la carrera de las especificaciones se deja la autonomía en el tintero. Puede que existan mejoras pero estas se dan más por el aumento de tamaño del dispositivo que por un mayor interés en dar al cliente lo que realmente demanda.
Lo más sangrante es que todos los fabricantes parecen hacer oídos sordos en este tema. Apple acaba de presentar una triste mejora del 10 porciento en su nuevo iPhone 5s, mientras imita acciones publicitarias relacionadas con su cámara ya vistas en Nokia. Por su parte el gigante coreano, Samsung, no ha tardado en anunciar que seguirán la estela iniciada por Apple con su nuevo procesador de 64 bits.
Pero tampoco nuestra plataforma se libra pues pese a que Nokia casi ha estandarizado el uso de baterías con al menos 2000 mAh, sigue centrando su publicidad y recursos en las virtudes de sus cámaras o en criticar a la competencia. Existe una honrosa excepción en el Nokia Lumia 720, que junto con el Samsung ATIV S son los máximos exponentes del sistema operativo en cuanto a autonomía.
La realidad es que son muchos los usuarios (en cualquier sistema operativo) que alternan 3G con 2G y desactivan ubicación y otras funciones para acabar el día con algo de batería. De nada sirve un procesador revolucionario si el móvil funciona capado o si se apaga a mitad del día. Incluso las baterías actuales limitan el desarrollo de mejores aplicaciones y terminales, por lo que debería ser prioritario para los fabricantes. Sabemos que se esfuerzan en optimizar el software para lograr un menor consumo, que se quiere popularizar el uso de cargadores inalámbricos en zonas públicas y que algunos como Nokia trabajan para aliarse con el Sol, pero la innovación que más demandamos sigue sin llegar.
¿Creéis que los fabricantes deben dar más prioridad al consumo de batería?