Los programas de virtualización como VirtualBox o VMWare permiten al usuario instalar un sistema operativo diferente en un espacio del disco duro separado del resto del sistema y asignándole un porcentaje de los recursos del equipo que se escoge durante la instalación. Esto resulta muy útil cuando por ejemplo queremos probar un sistema operativo diferente sin alterar el estado de nuestro equipo, o para tareas de programación donde suele interesar hacerlo así por necesidad específicas o por seguridad, entre muchos otros usos.
Desde la llegada de Windows 8 el panorama de la virtualización en Windows cambió radicalmente puesto que la aparición de Hyper-V permitía crear máquinas virtuales de forma nativa desde el propio sistema, sin necesidad de recurrir a programas externos como los que mencionaba anteriormente. Como no podía ser de otra forma, en Windows 10 esta tecnología vuelve a estar presente para facilitar el trabajo a quienes se manejen habitualmente en el mundo de la virtualización.
Sin embargo, con la última Build 10565 de Windows 10 esta funcionalidad del sistema ha recibido una nueva posibilidad. Se trata de la virtualización anidada, o lo que es lo mismo, la posibilidad de crear una máquina virtual con Windows 10 dentro de otra máquina virtual con Windows 10. De momento es una funcionalidad que se encuentra en desarrollo, y exclusivamente disponible para los que están utilizando la última Build liberada.
Microsoft añade que esto solo será posible con Windows 10 y la tecnología Hyper-V ya que el resto de opciones, al menos de momento, no lo soportarán. Dado que esto llega gracias a la Build 10565, seguramente acabe implementándose para todos los usuarios junto con las novedades vistas hasta la fecha, una vez que se haga pública la gran actualización de noviembre. Esta será la primera que recibirá Windows 10 tras su lanzamiento gracias a todos los Insiders que hasta la fecha han ido probando los cambios que Microsoft integraba en su nueva versión de sus sistema operativo de escritorio.