La gama Surface no ha dejado de crecer en calidad desde su nacimiento hace ya 3 años. Con los primeros modelos Surface RT y Surface Pro vimos un nuevo impulso de los llamados convertibles, pero sobre todo, una incursión muy potente de Microsoft en el terreno del hardware.
Con la llegada de Surface 3, que os presentamos en su momento con nuestras primeras impresiones, Microsoft decidía no esperar al lanzamiento este mismo verano de Windows 10, y apostar por Windows 8.1 como versión por defecto del producto. Esta semana, nos ha llegado a WinPhone metro este mismo modelo Surface para probarlo, analizarlo y daros todas nuestras valoraciones al respecto.
Nada más encender la pantalla, configurar el sistema operativo e instalar Google Chrome, me veo obligado a hacerme una pregunta existencial, ¿por qué Microsoft? ¿Por qué Windows 8.1 en un modelo Surface sabiendo que Windows 10 está a la vuelta de la esquina?
Soy de los usuarios que cuentan con una Surface Pro 3 con Windows 10 Technical Preview en su poder, y puedo aseguraros que el cambio de experiencia es abismal, la noche y el día si nos ponemos dramáticos. Con Windows 8.1, hacer uso de aplicaciones de escritorio es todo un engorro, una experiencia defectuosa, comparada con la inteligencia en la gestión de Windows 10. El escritorio como “aplicación” para un producto que era pensado y es diseñado para productividad, carece más que nunca de lógica.
Por eso no puedo dejar de pensar en el hecho de que Microsoft se ha equivocado al lanzar Surface 3 con Windows 8.1. Ha querido dejar la mesa coja hasta que llegue el verano y la versión definitiva de Windows 10, para un producto que a fin de cuentas, nos costará algo así como unos 750 euros con teclado incluído, incuestionable añadido tratándose del producto del que hablamos. Surface 3 podría haber sido el lanzamiento perfecto para Windows 10, al fin y al cabo es un tipo de producto que saboreará todas y cada una de las mejoras de la nueva versión, con modo continuum, panel de notificaciones y mejoras a nivel de tablet.
Comprar a día de hoy este producto, a falta del análisis que un servidor ya está cocinando, es realizar sacrificios, sobre todo en la experiencia con su interfaz, y son puntos que Microsoft no debe estar dispuesta a regalar. Surface es una gama de productos de calidad, pero su software no les ha hecho ningún favor desde su salida, algo que desde Redmond deben aprender a plantear con inteligencia, así como reconocer errores tales como Windows RT, antes de que muchos usuarios acaben siendo “abandonados” por un producto poco maduro.