Windows 10 se está instalando en un innumerable número de dispositivos consiguiendo así superar en cuota de mercado a otros sistemas operativos y siendo el lanzamiento más importante de Microsoft hasta la fecha. Parte del éxito seguro que es que se trata de una actualización gratuita, y que nos asegura tener preparados nuestros equipos para futuras actualizaciones. Pero tampoco tenemos que olvidar que los requisitos mínimos para Windows 10 son realmente bajos por lo que muchos usuarios pueden hasta rescatar viejos dispositivos y actualizar.
En WinPhone metro podemos comentar cómo se ha actualizado un portátil, con un procesador Core 2 Duo, disco duro mecánico de 5400 rmp de 250GB, y 2 GB de memoria RAM, en dónde el sistema podíamos decir que funcionaba, pero que poco más. Y al instalar Windows 10, el ordenador mejoró radicalmente en rendimiento.
Pero no sólo mejoraremos al instalar el sistema operativo, sino que si tenemos un USB o tarjeta de memoria que no utilicemos y tenga un rendimiento bueno, podemos utilizarlos para mejorar el rendimiento de nuestro ordenador. Para ello usaremos una funcionalidad incorporada por Microsoft desde anteriores sistemas operativos, que se denomina ReadyBoost.
Gracias a esa funcionalidad podremos utilizar los mejores tiempos de acceso que suelen tener las tarjetas flash respecto a los discos duros mecánicos. Así, Windows copiará automáticamente ficheros que normalmente utilicemos (como el parte del archivo de intercambio) a esa unidad y cuando sea necesario acceder a ellos los tendrá disponible en menor tiempo. De ahí vendrá la mejora en rendimiento. Ha habido quien ha dicho que esta funcionalidad lo que hacía era como ampliar la memoria del equipo, pero no, no es esa la idea ni mucho menos.
Para activar ReadyBoost basta con insertar en nuestro ordenador un pendrive o tarjeta que no utilicemos, o que tenga capacidad suficiente. Abriremos el explorador de archivos, y nos vamos a la unidad que acabamos de insertar. Sobre el icono de la unidad, o sobre el fondo, pulsaremos con el botón derecho del ratón, y abriremos las propiedades. Ahi escogeremos la pestaña ReadyBoost.
En ese momento, el sistema realiza un chequeo de la velocidad del dispositivo USB o tarjeta, y si es suficientemente rápido nos aparecen las opciones de configuración. De esta forma, podemos indicar si queremos utilizar el dispositivo entero para esta funcionalidad o configurar parte de la capacidad para ello.
Si lo que vemos es un aviso de que ”El dispositivo no cuenta con las características de rendimiento necesarias para usarlo con el fin de aumentar la velocidad del sistema” os tenéis que plantear el utilizar otro dispositivo. Aún así, veréis cómo en la parte inferior se tiene un botón que indica Probar de nuevo. Pinchar sobre él, ya que muchas veces al reintentarlo Windows nos deja utilizarlo.
Por supuesto, si vuestro equipo cuenta con mucha memoria, y un disco duro mecánico muy rápido o incluso con un disco duro de tipo SSD, es muy posible que un aviso de ”ReadyBoost no está habilitado porque el rendimiento de este equipo es suficientemente alto y es poco probable que se obtengan ventajas adicionales de ReadyBoost”. Si es así, es que tenéis un ordenador que no puede mejorar su rendimiento utilizando esta característica.
Si tenéis pensado utilizar ese pendrive para otros ficheros y conectarlo a otros ordenadores, no os preocupéis. Primero porque podéis extraer el pendrive o tarjeta cuando queráis sin tener que hacer nada en el sistema operativo. Y segundo, por la privacidad, ya que el fichero que utiliza ReadyBoost está encriptado y sólo es manejable en el ordenador en el que se configuró.
En resumen, recordar que todos aquellos que tienen equipos antiguos con un rendimiento limitado debido a su reducida memoria (menos de 4GB) y, sobre todo, al tener un disco duro mecánico, que podéis utilizar ReadyBoost para mejorar el rendimiento del sistema al aprovechar los mejores tiempos de acceso de las memoria flash.