Una de las bombas de Xbox en su conferencia dentro de E3, además de las grandes exclusivas para Xbox One y Windows 10, fue sin duda, la noticia de que pronto la consola Xbox One será retro-compatible con juegos de su predecesora, la Xbox 360. Esta función fue muy bien recibida por el público en general y es considerada como un movimiento muy inteligente de la compañía. Pero analizándolo un poco, puede que este movimiento no resulte tan astuto como hemos pensado.
Por supuesto, lo primero sería explicar el concepto de retro-compatibilidad. Y para no hacer el cuento muy largo, lo resumiremos a la capacidad del hardware (en este caso, una consola de videojuegos, la Xbox One) para ejecutar software (juegos) de su predecesora. Esto era muy común en consolas de generaciones pasadas, pero comenzó a ser un costoso y complicado con la llegada de las plataformas en línea para compra y descarga de juegos.
Desde el sitio de Xbox se mencionan las ventajas de esta nueva función:
El modo en el cual funcionará será, en caso de contar con un disco de juego, insertarlo en la consola para que sea descargado a la Xbox One desde la nube. Los juegos digitales que hayas comprado aparecerán en la sección “listos para instalar”. Así de sencillo.
Este sistema de retro-compatibilidad presenta algunos inconvenientes, comenzando por que la Xbox One no está diseñada para ejecutar juegos de Xbox 360 directamente. Es por eso que los de Redmond desarrollaron un emulador de Xbox 360 para la Xbox One, y tal vez esa sea la razón principal por la que, aún teniendo la copia física, es necesario descargar una versión digital del juego desde la nube, lo que se traduce en menos espacio de almacenamiento libre en la consola (aunque realmente no hay que preocuparse demasiado por eso, a menos que cuentes con una gran librería de juegos o tengas una Xbox One con 1 TB de almacenamiento).
Otra pega de este sistema es que, de momento, la lista de juegos retro-compatibles es limitada. Aunque Microsoft está trabajando en añadir más juegos a la lista, no todos los juegos de la Xbox 360 funcionarán en la Xbox One y es posible que algunos nunca lleguen por cuestiones de licencias y acuerdos entre las compañías de desarrollo y Microsoft.
Otros juegos no serán compatibles por requerir periféricos que no soporta la consola, como las primeras versiones de Kinect, o Rock Band y Guitar Hero con sus instrumentos. Claro, esto era de esperarse, aunque habrá que esperar para ver cómo se desarrolla el tema de los juegos musicales con su próxima llegada a las consolas de nueva generación.
En este punto, las opiniones podrían comenzar a dividirse y precisamente esa la intención, pues está claro que cada usuario tiene diferentes hábitos de consumo.
No suelo deshacerse de mis consolas viejas antes de adquirir otra. Me gusta conservar también los juegos, tal vez más por nostalgia que por coleccionista o alguna otra razón. Entonces, ¿qué necesidad tendría de jugar mis juegos de Xbox 360 en la nueva consola si tengo la original? El tema de descargar la versión digital de juegos que vienen en más de un disco me provoca un poco de pereza, pues al final de un largo día de trabajo, lo último que quiero es esperar a que la consola se actualice para poder jugar. Algo con lo que lidié bastante en la Xbox 360 y que por fortuna ha llegado a su fin al terminar el ciclo de vida de la consola de la pasada generación. Es posible que las funciones de streaming o captura de vídeo sean las únicas adiciones interesantes que podría presentar esta nueva propuesta, pero siguen sin parecerme una razón suficiente para migrar a la nueva consola.
La Xbox 360 es una consola que aún tiene mucho que dar por sí misma, y si aún cuentas con la tuya, deberías pensártelo dos veces antes de deshacerte de ella si es para adquirir la Xbox One. Pero si tu caso es distinto o tienes una opinión diferentes, nos gustaría conocerla y esperamos puedas compartirla con nosotros y toda la comunidad de WinPhone metro.