A principios de año nos llegaron indicios de que Windows 10 viene para quedarse. A través de un comunicado Microsoft nos informó que para 2017, los procesadores Kaby Lake no tendrían soporte con Windows 7 y Windows 8.1.
Con la incertidumbre presente, a principios de septiembre, Intel corroboró la información de lo mencionado por Microsoft. Por ello, hemos puesto en análisis cuáles serán las ventajas y desventajas de esta importante decisión.
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Retrospectiva: Windows se convierte en un servicio
Recordemos que el cambio estructural de Microsoft vino con la llegada de Satya Nadella como CEO de la compañía. Viendo el tropiezo que se tuvo con Windows 8.1, nos ofreció a Windows 10 como un servicio. Un sistema operativo, que al ser adquirido, se irá actualizando hasta que el dispositivo no de para otra actualización más.
A pesar de ser una gran idea, hubo distintos problemas en la adopción de Windows 10. Incluso Microsoft tuvo que obligar de diversas formas para actualizar el sistema operativo de los usuarios, y aun así, la formula no funcionó.
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Microsoft y su cambio de política para las compañías
La empresa de los Redmond al ver, en 2015, que los usuarios se resistían a actualizar sus dispositivos, decidieron cambiar sus políticas en cuanto al soporte de nuevos procesadores en viejas plataformas.
De manera pública, Terry Myerson a través del comunicado Windows 10 Embracing Silicon Innovation, nos comenta de manera directa que Windows 7 ya es algo obsoleto.
”Al mismo tiempo, sabemos que muchos de estos clientes siguen confiando en Windows 7 por su conocida confiabilidad y compatibilidad. Windows 7 fue diseñado hace casi 10 años antes de que existiera cualquier SOC x86/x64.”
Después nos da a entender que para tecnologías modernas, como lo son procesadores SkyLake y los recién anunciados Kaby Lake, es necesario estar enfocados en un software que vaya a la par.
”De cara al futuro, a medida que surjan nuevas generaciones de procesadores, estos requerirán la última plataforma de Windows en ese momento para soporte. Esto nos permite centrarnos en la profunda integración entre Windows y los procesadores…”
Ventajas: actualizaciones constantes
En cada transición de sistema operativo han existido problemas con drivers incompatibles. Nos vemos obligados a esperar a que el fabricante desarrolle nuevos, y que funcionen en diferentes plataformas de manera adecuada. Imaginen cuántas divisiones deben de existir para crear soporte de drivers para Windows 10, Windows 8.1 y Windows 7 en sus respectivas arquitecturas de 32 y 64 bits, un trabajo bastante grande.
Por ello, que el desarrollo de hardware se enfoque en una sola plataforma, le da facilidad al fabricante de crear un driver único que corrija errores específicos, y así, ofrecernos actualizaciones más estables y constantes.
La relación entre procesador y sistema operativo permite que los programas funcionen en versiones futuras, es decir, el procesador ya no estaría interpretando los programas en futuras generaciones, sino entendiéndose en el mismo lenguaje.
Software antiguo que sigue operando, una clara desventaja
La mayoría de las personas que usan equipos atrasados se ven en abstinencia de nueva tecnología a favor de su productividad. Esto lo podemos ver claramente en empresas que aún siguen usando máquinas con Windows XP.
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Windows 10 probablemente deje pronto al viejo hardware
Como comentábamos, Microsoft nos presionó a instalar Windows 10 de distintas formas. Sin embargo, no le ha ido tan bien la promesa de que la mayoría de las computadoras serían compatibles. Aunque sigue en pie dar soporte a viejos dispositivos, con su nueva política, es probable que poco a poco deje de pensar en ello.
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Conclusión
Después de haber analizado el porqué, las ventajas y desventajas de la decisión de Microsoft, nos hace pensar que el desarrollo a la par, entre Windows 10 e Intel, nos permitirá tener una vida más larga y de calidad en nuestros dispositivos.
Ahora la decisión queda en tus necesidades. Si vas a hacer una inversión con componentes actuales, también deberías pensar en sacarle el máximo provecho con software de última generación. Sería un cuello de botella tener lo último en hardware para un software que no lo aprovecha. Si tener que usar Windows 7 es indispensable para ti, lo recomendable es no hacer un gasto mayor en los últimos procesadores de Intel.
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¿Qué opinas tú de esta decisión que ha tomado Microsoft e Intel? Si crees que hay más ventajas o desventajas, ¡déjanos tu comentario!