Fue uno de los bombazos informativos del año pasado. Microsoft compraba una parte importante de Nokia, concretamente la división de móviles de la compañía finlandesa, algo que beneficiaba a los mismos debido a la situación económica.
Se trataba de un acuerdo mutuo en el que todos ganaban. Nokia recibía el respaldo de los de Redmond y, digámoslo de alguna forma, una gran inyección de capital, a cambio entre otras cosas de que los teléfonos de Nokia siguieran respaldando el sistema operativo para móviles de Microsoft Windows Phone.
Según han pasado los meses hemos visto que eso no era del todo así y de hecho las posibilidades del acuerdo van mucho más allá. Sin ir más lejos, primero se montaba un revuelo con Normandy y después los rumores de nuevos Nokia con Android se plasmaban en un puñado de terminales que aun así conservaban el aspecto Windows Phone.
Como en otras adquisiciones multimillonarias, de cuyas últimas podemos destacar la de WhatsApp por parte de Facebook -que por cierto también podría haber adquirido Microsoft-, los acuerdos no se formalizan hasta meses después. Aprobación por parte de organismos internacionales y demás burocracia siguen retrasando la adquisición de Nokia por parte de Microsoft, algo que parece se completará en el mes de abril.
Desde el principio se habló de una fecha de cierre estimada para el primer cuarto de 2014, que precisamente se cierra estos días. Los motivos del retraso, según confirman ambas partes, se deben a la aprobación por parte de diversos organismos asiáticos
Quince mercados de los cinco continentes ya habrían dado el visto bueno a la operación, quedando los últimos en Asia. Las malas lenguas hablan de una investigación por evasión de impuestos en India, algo que Nokia desmiente totalmente. La finlandesa debería 414 millones de dólares en impuestos.
Estaríamos ante un asunto similar al que ya ocurrió con Google y Motorola, que se retrasó debido a operaciones de dudosa procedencia en China. Finalmente los de Mountain View acabaron vendiendo Motorola a la china Lenovo.
¿Puede la firma final coincidir con Build 2014, celebrado la primera semana de abril en San Francisco? ¿Puede acaso retrasarse aún más?